lunes, 28 de diciembre de 2015

No hay días malos...

Es casi un axioma que de vez en cuando me baje la nostalgia y toda esa emocionalidad que tanto me desagrada.

Me desagrada porque con mis 28 años aun no logro canalizar mis emociones; cada vez que estoy molesto y quiero gritarlo, pero simplemente no reacciono (no de inmediato), y me sumerjo en un torbellino sin control, un torbellino que tiene la estúpida costumbre de explotar en las circunstancias menos adecuadas.

La forma que tenía para expresar todo se vio inutilizada por mi propio cuerpo, y otra vez comienza la ira...

Si canalizar mis emociones es difícil, imaginen cuando debo explicarlo, eso si es un calvario.

No es nada de agradable vivir de esta forma, aunque he aprendido a expresar mejor mis sentimientos, son las emociones las que sinceramente desordenan mi vida.

He aquí una de las principales razones por las que soy una persona totalmente solitaria, porque es imposible estar bien con una persona inestable; pero no crean que esto es algo de todos los días, sucede cada vez menos, pero no por eso deja de ser molesto.

Creo que la molestia radica en el simple hecho de haber tardado tanto en comprender cual era el problema, en haber perdido a esas valiosas personas por no saber lidiar con mis problemas.

Supongo que es la carga que cada uno lleva de forma consciente, una carga que uno se obliga a llevar, pues se sabe que aquella carga es lo que nos ayuda a creer que algún día el perdón será verdadero y no solo palabras dichas para cerrar una etapa.

No hay días malos, solo hay cosas que no se como expresar...

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