lunes, 21 de marzo de 2016

Otro Ritmo

Cada día, me acuesto agradeciendo al cielo haber tomado la decisión de volver mi hogar en una nación independiente.

Como se han sucedido las cosas en Chile, con los problemas de corrupción, las leyes que finalmente, parecen más una burla que un castigo, con una población que cada vez parece más cercana a revelarse, con un poder público que genera más temor que confianza, vuelvo a casa con el recuerdo de aquellas historias de mi padre, en donde me decía lo que sucedía antes del golpe de estado.

Vuelvo a casa con temor, un temor infundado, temor por el incremento de la delincuencia y el poco apoyo por parte de carabineros, quienes hacen vista gorda con los asaltos, pero se ensañan con la gente que protesta.

Como logras confiar en la gente, si está cada día más irritable y violenta, si nos volvemos seres individuales en un obligado sistema colectivo.

Día a día, me levanto con la esperanza de abrir la puerta y encontrar un país amigable; últimamente e llegado a sentir cierto grado de  cercanía con los movimientos que instalan bombas.

La destrucción es parte de la creación, todo es cíclico, y al cerrar un ciclo siempre comienza otro, seguimos con un ritmo que no agrada a nadie, como una fiesta donde el dueño de casa pone la música que quiere y los invitados terminan por aburrirse y se van.

Necesitamos otro ritmo, que llegue alguien y cambie la música, que todos bailemos porque nos guste la música y no tengamos que bailar "porque es lo que hay".

No logramos sentirnos representados por este sistema político, en el cual terminamos nadando contra la corriente cual salmones, mientras nuestros representantes como osos, esperan que saltemos para hacerse de nuestra carne después de tanto esfuerzo por llegar a la meta.

Nos culpamos por no votar y culpamos al sistema por no representarnos como queremos, pedimos cambios que no llegan, y solo vemos como el país se hunde cada día más en el caos de no saber lo que pasará mañana, que político será descubierto robando, que religioso será denunciado por pedofília, que estupidez dirán los de la UDI.

Somos la expresión perfecta del flojo que limpia la casa y esconde todo bajo la alfombra. Un país que no muestra las cosas que pasan en sus noticiarios, que esconde todo indicio de las grandes vejaciones hacia la población, que solo muestra violencia entre personas y robos habitacionales, obligando a la gente a creer que el problema está en las poblaciones, que la sociedad tiene la culpa.

Los grandes ladrones, criminales a gran escala,personas que vulneran nuestros derechos duermen tranquilos, mientras nosotros, el pueblo, nos acostumbramos a dormir con el oído atento, por si alguien intenta robarnos.

Falta que nos revelemos de verdad, hagamos de nuestro país un caos tal, que obligue a crear una nueva nación, una nación de la cual nos podamos sentir orgullosos y no tengamos que tener miedo de poder expresar lo que pensamos.

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