miércoles, 14 de mayo de 2014

Eterna conversación

"Toc, toc, toc"...

Golpeé la puerta varias veces y nadie salía, sin embargo en el interior se escuchaba "crack, crunch, crock"; Estaba seguro que se encontraba dentro y por lo mismo no me moví de mi puesto. Seguí golpeando. "Toc, toc, toc"...

Nadie salía, me arriesgué y grite con la fuerza que tenía:

"Se que estás ahí, siento tus pasos, solo quiero hablar contigo un momento, saber como logras ser tan frío y alegrar los corazones tristes, es solo un momento, no seas injusto"

Fue en ese instante que cesó el sonido y una voz que sonaba ofendida se guió entre el viento que comenzó a enfriar y hacer volar todo a su paso:

"¿Tu crees que conoces de injusticia? ¿Crees saber lo qué es realmente justo?, si la justicia fuese aplicada realmente, la mitad de las personas en el mundo estaría muerta y de la mitad viva seguramente un tercio viviría cercenada por esa palabra que ocupas con tanta libertad. Muchacho tengo tantos años como vidas tiene el hombre, he visto pasar a todos en todas partes, me muevo con ustedes, entre ustedes y son muy pocos los que realmente piensan en mi, yo soy solo un paso, un movimiento, una transición, no estoy aquí para ser recordado, mas bien estoy para hacer extrañar"

Pensé en sus palabras, la puerta se abrió y lo encontré ahí, tal como había imaginado que fuera alguna vez, tratando de verse solemne, notando las marcas del tiempo y nuestra culpa.

Me acerqué y le entregué una hoja que recogí alguna vez desde un lugar del cual no recuerdo el nombre pero si el contexto, el la miró y no me dijo nada, solo se sentó e intentó imaginar ese día.

Así fue que pasé un otoño distinto, porque lo viví con él, porque cada día de ese otoño, hojas de distintos colores, texturas, formas y tamaños caían al caminar y el viento llevaba hermosas canciones y susurros de antaño, pasé un otoño queriendo que nunca terminara, porque sabía que al año siguiente lo terminaría por olvidar...

No hay comentarios:

Publicar un comentario