Frente a un enorme río, me detengo a recordar el día que casi muero ahogado.
Se nadar, aprendí hace años, me he bañado en piscinas, ríos y el mar, pero tengo miedo al agua profunda.
Y ahí es donde me pregunto, ¿Cómo alguien con tantos miedos, puede hacer tantas cosas? Porque soy miedoso, tengo miedos que no creerían, no por ser absurdos, es por tener miedo a cosas que hago. Solo por dar un ejemplo, tengo miedo a volar, siendo que ya no recuerdo cuantas veces he viajado; tengo miedo a los animales y sin embargo, me acerco a ellos cada vez que puedo.
Entiendo los parámetros de tener miedo, y no hago las cosas por afrontarlos, las hago para no perder oportunidades.
Locuras de la propia locura; nunca he sopesado los pro y contra de cada acción que realizo, simplemente tomó decisiones basado en lo que quiero, por tanto, cuando ya tengo todo preparado, me empieza a invadir ese miedo.
Casi no viajo, por miedo a lo que podía suceder, con la inseguridad y violencia latente en Chile, sumado al alza de los bienes en Argentina, hicieron replantear el viaje, pero eso fue después de haber comprado los pasajes, pagado el hotel y cambiado divisas.
Mis impulsos ganan por lejos a mis miedos, y es por esa razón que logro hacer cosas que temo, no por valiente, ni por una razón de confrontar eso a lo que temo, lo hago por impulsivo, porque llegado el momento, el miedo continúa, pero siempre me digo "ya estoy aquí, ahora aguanta", y por ahora funciona.
Espero que nunca ganen mis miedos, porque ya no podré salir de mi casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario