martes, 18 de agosto de 2015

Aniversario de muerte

Hace dos años estaba colgando de una viga, seguro de terminar con mi vida de una vez por todas.

Han pasado dos años y sigo aquí; yerba mala no muere dicen por ahí, creo que ha sido una de las contadas ocasiones en las que mi mente asoció el estar vivo con una intervención divina, a estas alturas creo que simplemente el nudo estuvo mal hecho.

Extraño ver pasar el tiempo, como han cambiado las cosas, los pensamientos, la gente, yo. No ha sido sencillo, el recorrido me dejó más solo que nunca, pero con metas definidas y terminando los desafíos pendientes.

Como no sentirme feliz de estar vivo, si después de haber pasado lo peor de mi vida, me encuentro sentado tras un escritorio, trabajando en lo que soy bueno, siendo reconocido por mi excelente labor, retomando los estudios, cerca de mi pequeña y sintiendo que lo que hacía daño ya no duele tanto.

Los años pasan volando, yo los sentí como una tortuosa eternidad, batallando día tras día contra viejas y nuevas tragedias, intentando equilibrar mi locura para volver a ser funcional.

Años han pasado, la gente que estaba en ese tiempo desapareció de mi vida, algunos por cuenta propia, del resto me alejé, y aunque aun hoy tengo ganas de volver a hablar con ellos, siento en mi cierta independencia como nunca creí tener.

Hace dos años pude haber muerto, es posible que haya sucedido por algunos segundos o minutos, pero sigo aquí, despertando cada mañana y dando lo mejor de mi al mundo.

Nacer, morir, son cosas que se sucederán quieras o no, vivir es lo que sigo aprendiendo con cada amanecer.

lunes, 3 de agosto de 2015

Heridas

¿Qué hacer cuándo ha pasado tanto tiempo y las heridas no consiguen cerrarse?

Han pasado años desde que las circunstancias marcaron algo más que la vida, desde que comencé a desconfiar del mundo, desde los tiempos oscuros en los cuales estaba inmerso. Han sido años de tratamientos, cambios, búsqueda de una identidad propia y más importante aún, de confiar en la gente.

Y aún así, después de tantos años, el dolor de las pérdidas y los errores cometidos se siente muy cercana. A veces pienso que es un sentimiento de culpabilidad el que mantiene abierta esas heridas, como señal de un eterno castigo que debo cumplir por mis equivocaciones.

Pasé un fin de semana completo acostado, pensando en todas las heridas que no han sanado por pensar en ellas, como un permanente calvario, preguntándome si llegará el día en que logre perdonarme por todas aquellas cosas que hice.

Intento hacer muchas cosas para salir adelante, pero no soy capaz de perdonar mis errores, dejar atrás todas esas situaciones en las que no tomé las decisiones correctas.

Siento que mi nivel de autoflagelo y hacer que la gente sienta lástima por mí, no deja que cierre esos ciclos, que cure esas heridas.

Las heridas siempre me dejan cicatrices (literalmente hablando), tengo mapas en mi manos, en mi cabeza, en mis piernas, creo que hay pocos lugares en los que no tengo cicatrices, y ahora es lo que busco, que todas esas heridas que me hacen sufrir estos cuestionamientos se cierren finalmente y ver las cicatrices como un recordatorio y no seguir viviendo en tristeza infinita de no poder salir adelante...