He pasado mi vida
buscando una verdad absoluta, una verdad que me tranquilice, que disipe mis
dudas y me muestre todo como es en realidad.
He pasado mi vida
soñando con la felicidad plena, con ser feliz con lo mínimo y así entregar lo
mejor de mí al mundo, mostrando la forma y el camino para que así todos sean
felices.
He pasado mi vida
inventando otras vidas, vidas muy opuestas a mi realidad, vidas en que no
existe nada malo en mí, en que puedo ser el mejor de todos y tenerlo todo.
Mi vida se ha
basado en mentiras y sueños, en extraños pasajes y calles ficticias, he forjado
un nombre y una persona que no existe, existe pero en mi extensa y fértil
imaginación, una imaginación que no deja de crear realidades abstractas,
realidades que habitan en un confuso sueño, un sueño real, un sueño del que
estoy intentando despertar.
Es poco factible,
además de ser poco práctico crear una nueva vida u otra identidad, pero si
puedo modificar muchas cosas para que el ser ficticio se sienta y se vea más
real, más parecido al verdadero hombre, eso se logra partiendo desde lo pequeño
y así lograr cambios gigantes.
Pero es muy
difícil mostrar al mundo los cambios cuando el mundo ya tiene la peor imagen de
uno, no los culpo, me forjé una reputación al no ser autentico. Mostrar todo al
mundo es complicado, requiere una reestructuración a gran escala, lo que
implicaría lograr los cambios de forma inversa, primero lo grande, después lo
pequeño.
Me encuentro
atorado dentro de mi propia conjetura, ¿hacer lo mejor para mí o para el resto?
Es muy
complicado, la soledad que es la compañera ideal para resolver estas
disyuntivas es un arma de doble filo, ella siempre muestra los dos lados de la
moneda.
Por un lado logra
enseñarte que estar solo no es malo, muchas veces es necesario, te ayuda a ver
desde un paralelo distinto el mundo, te muestra tu mundo, te muestra quien
eres, porque a la soledad no le puedes esconder tu naturaleza, con ella puedes
mirarte a fondo, puedes ver tus fortalezas y falencias, entender tu propias
verdades y mentiras, ver al ser real, sin mascaras donde escudarse con el
personaje creado y adaptado al mundo y su sociedad ambigua.
Pero también te muestra
el lado amargo de estar solo, la falta de personas a tu alrededor crea nuevos
vacíos, falsas realidades, pensamientos molestos y traicioneros, te vuelve
vulnerable, los mismos pensamientos te llevan por caminos errados y muchas
veces te incita a realizar actos anti natura.
Podemos vivir
solos pero no vivir de la soledad, debemos lograr un equilibrio y rodearse de
gente que te llene, que te entregue algo, una palabra, una enseñanza, un
consejo, risas, pensamientos, alegría.
Es en este punto
en donde me encuentro, mejorar para estar bien conmigo y ser distinto implica
estar solo por más tiempo del que pensaba estaría, a su vez lograr cambios
significativos, notorios, gigantes para que los note el resto implica realizar
algo ahora sin tener seguridad de los resultados.
Por ahora
prefiero mejorar y estar bien conmigo, así finalmente la gente verá una versión
más completa de la persona que quiero ser, un ser más cercano a la realidad,
que vean al ser que he visto ahora que estoy solo.
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