martes, 8 de abril de 2014

Que será, será...

Hoy fue uno de esos días, uno de los días donde se acaban las ganas de vivir, donde falla la fuerza de voluntad, donde simplemente quiero que todo se termine.

Fueron las palabras de la gente, los recuerdos que volvieron a atormentar un alma que estaba aparentemente tranquila, pero me di cuenta con solo un par de recuerdos que todavía no manejo de buena forma todo lo que he perdido.

Fue escuchar a mi madre recordando mis faltas, fue mirarme al espejo y descubrir a un hombre sin motivación, fue extrañar a mi hija y no poder escuchar su voz, fue el ser egoísta por pensar que solo yo estaba sufriendo por haber perdido a mi padre, fue escuchar que ya dejaron el duelo y lo están olvidando de la peor manera, fue saber que nadie ha superado su partida y que un simple olor puede desencadenar en una recaída.

Pero la vida, compañera extraña, incomprensible e inesperada, como siempre espero que yo estuviese desprevenido y confundido, sumergido en mis oscuros pensamientos para que, con el simple coro de una canción me regalara un punto de vista hermoso, el comprender que a veces la gente que no está nos entrega los mejores regalos, el recordar las palabras sabias de mi ángel guardián "amate a ti mismo", encontrar una película que vi borrosa porque de forma increíble volví a llorar.

Estaba triste, estaba entregándome una vez más a esa cálida sensación que es la muerte, pero por suerte volví a revisar mi día y pude concluir que debo regalarme más amor del que estoy intentando entregar.

Dios nos dio a nuestros parientes, gracias a Dios podemos elegir a nuestros amigos.

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