viernes, 16 de mayo de 2014

La vida continuó

Muchas veces amanece uno de esos días donde todo es una sensación de extranjería, de sentirme simplemente alejado de toda la humanidad, en que ya el levantarse es un suplicio, en que el cuerpo no responde y simplemente te estorba.

Esos son los días en que me siento demasiado acompañado, que reconozco mi necesidad natural por estar rodeado de gente, que me cuesta bastante estar solo. Son esos días los que me traen de vuelta a mi realidad, a recordar que mi vida debe es solitaria, que mi alegría está guiada por otras situaciones, que la soledad es mi arma de doble filo, que muchas veces es mi mejor amiga y otras es una cruel y tormentosa compañera.

Esos días son demasiado ambiguos, muchas veces me regalan inspiración y muchas veces más me entregan solo desesperanza.

Ahí son los factores los que guían dichas sensaciones, a veces puedo dormir días completos, a veces tomar la guitarra y componer canciones, a veces ver tele o leer sin descansar, hacer ejercicio o simplemente drogarme y mirar al techo esperando alguna respuesta sin siquiera hacer preguntas.

Últimamente esos días se han vuelto más difíciles de soportar, mucho menos llevaderos que antes, simplemente he perdido las fuerzas que tanto tiempo me acompañaron, antes buscaba las soluciones fáciles, ahora no busco solución alguna, me encuentro deambulando entre la falta de sanidad mental y la poca capacidad de seguir adelante.

Estoy retrocediendo sin hacer algo al respecto, solo veo que las cosas suceden y yo me siento a observar como todo vuelve a ser oscuro y extraño, sin ambición, solo viendo la vida pasar un día a la vez.

La vida sigue, esté presente o perdido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario