Estarás consciente de que no hiciste todo lo
que estaba a tu alcance para seguir con ella, estás consciente al entender que
quizás ya no tengas una última oportunidad, eres consciente de ser el gran
culpable de perder a la persona que cambió tu vida, de perder a la persona que
te dio el regalo más significativo de todos, te enseñó a perdonar, a tener una
mejor vida, a ser feliz, a que antes de amar a otra persona primero debías
amarte a ti mismo.
Esas eran las palabras que escuchaba en mi
cabeza una y otra vez, que mi ser interior me decía para tener real consciencia
de lo que estaba sucediendo en este momento, después de todo lo que hice, mi
consciencia me recordaba que el daño era irreversible, que debía sanar las
heridas que me había infringido antes de pensar siquiera en lograr hacer algo
por otras personas, que al causarme todo ese daño y dolor solo sería capaz de
seguir dañando a mi entorno, que a menos que pudiese darme cuenta de la
magnitud de mis actos podría buscar una manera de hacer lo que estuviese a mi
alcance para curar mis heridas y desde esa premisa mejorar antes de realizar
algún tipo de acción que remediara el daño realizado a los demás, que después
de eso tendría solo un ápice de luz, una idea superficial de lo que debería
hacer.
Simplemente miraba al techo, con ganas de
arrancar de todo lo que estaba a mi alrededor, de escapar de la tierra, de
intentar poner fin una vez más a mi vida, de no querer pensar otra vez en el
mundo que me rodeaba, en que todo estaba podrido, no solo yo, eran todos, era
la gente que intentaba entender un poco lo que sucedía sin tener forma de
comprender cuál era el inicio de todo el problema, estaba sumido en
pensamientos de nada, de odio, de aburrimiento, de muerte.
“Pero pasé una semana excelente”, era el
pensamiento que me ayudaba a contrarrestar un poco todos esos pensamientos, así
podía aplacar un poco todo lo que sentía, pero también entendía que
independiente de toda la gente con la que había compartido estos días, ellos no
podían hacer nada más que dar palabras de apoyo, entregar un poco de alegría,
de buena onda, de abrazos y cariño.
Pero de nada sirve que la gente a tu
alrededor intente animarte si tú no tienes la capacidad de reaccionar, si
mientras el mundo habla de ayudar lo único que pasa por tu mente es terminar
todo de la forma más silenciosa, caí en cuenta una vez más que estaba atorado,
que había retrocedido hasta el comienzo, que no quería estar feliz, que estaba
sumido en mi miseria y no me importaba, que volví a ser un hipócrita al decir
al mundo que me encontraba bien, que reía con ellos mientras mi mente solo
quería alejarlos, quería estar solo, que nadie se preocupara más de mí, que mi
mente se volvió a partir, que todo había vuelto oscuro, que solo me rodeaban
pensamientos en los cuales estaba en accidentes, grave, muerto.
Ser consciente de lo que sucede en mi podrido
y malogrado cerebro, en mi abstracto y retorcido mundo y no querer hacer algo
al respecto me estaba haciendo daño, en lugar de intentar sanar mis heridas las
estaba acentuando, comencé una vez más a atacar mi cuerpo, cortándome,
golpeándome, pero con la diferencia de que esta vez no estaba recurriendo a
ningún tipo de drogas para dañarme, el daño físico que me hacía era en lugares
que podía ocultar con facilidad, culpar a algún evento externo de las marcas
que comenzaban a notarse, comencé a odiarme nuevamente, a ocultarme de todos
para no tener que ser cínico una vez más, aburrido de tener que esconder mis
sentimientos, de no gritar cuando quería, de no odiar cuando quería, de tener
que callar otra vez, pensándolo de esa forma, lo más probable es que el callar
todas las cosas que sentía, para no ofender a otras personas era la causa de
mis problemas actuales, de este patente retroceso en mí.
Ahora estoy solo, con miedo de hacer algo de
lo que me pueda arrepentir, de que me encuentre una vez más cometiendo un acto
suicida que quizás sea exitoso, de no tener el valor de mejorar, de volver a
temer a la gente, de perder la sanidad mental que estaba alcanzando.
Desearía dormir para pensar con más claridad,
estoy casi seguro que sería de gran ayuda, pero mi mente y sus pensamientos
corrosivos no me dejan conciliar el sueño, duermo y despierto pensando en
muerte, una vez más estoy perdiendo mi norte y realmente no estoy seguro de
querer retomar el rumbo esta vez.
Por ahora solo queda mirar al techo buscando
respuestas a preguntas que no he formulado, probablemente de esa forma cuando
tenga las variables podré encontrar la pregunta que logré tranquilizarme hasta
la siguiente crisis, hasta que otra vez quiera escaparme de este mundo, un
mundo que se pudre con cada paso que doy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario