domingo, 29 de diciembre de 2013

100 horas de insomnio

Llevo 100 horas sin dormir y me puse a caminar por lugares que no recorro habitualmente, vi un gato jugar con un grillo, vi palomas acercarse y alejarse porque yo era un elemento extraño en su hábitat, vi una mujer dar comida a su hijo, vi personas sentadas en los solares de sus casas viendo pasar la vida, vi un par de ancianos que como adolescentes se tomaban de la mano y se declaraban su amor en un susurro, vi muchachos dibujar un mundo en una pared.

Vi tantas cosas y nada me logró sorprender, eso me dio pena, siento que estoy llevando un peso en mi mente que no soy capaz de cargar, perder la capacidad de sorpresa es lo más triste que puede pasar en la vida.

El mundo no es más pequeño, el mundo sigue siendo el mismo, solo que ya no queda nada en él.

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